jueves, 19 de agosto de 2010

Pregúntale al Polvo (John Fante)


La novela "Pregúntale al polvo" parece más el retrato de un lugar y una época que una historia convencional. De hecho la premisa es bastante simple: Arturo Bandini, escritor aficionado instalado en un hotel marginal de Los Angeles en los años 30, lucha por (sobre) vivir con sus propios fantasmas, miseria y excesos en orden de conseguir cierto éxito literario y de paso conquistar el amor de Camila, una excéntrica mesera mexicana que lo obsesiona desde el primer contacto.


Aquí los personajes son sucios, paranoicos, inmaduros y excesivamente no resueltos. Los diálogos y situaciones contienen altas dosis de locura y descontrol, que para el caso de la novela funcionan bastante bien.


El problema es que no ocurre nada, o muy poco. Bandini se muestra como un personaje algo cliché (el clásico escritor fracasado, alcohólico, egocéntrico, mujeriego, etc.) que no acaba nunca de dilucidar el porqué de su rabia y frustración reflejados en el trato que tiene hacia todos los demás (independiente del hecho que esta novela es parte de una trilogía donde se ahonda más en el personaje). De hecho es capaz de compartarse como un ilusionado escritor primerizo que sólo desea que una pequeña niña lea su cuento, a pasar en el mismo día a ser el peor bruto misógino, otorgando complejidades interesantes y no trabajadas en el personaje. Con respecto a la trama, la historia en si misma parece una perfecta excusa como mencioné anteriormente, para más que dibujar personajes interesantes, rearmar el puzzle de un lugar y un momento especiales, donde Los Angeles se convierte en el verdadero protagonista de la novela. Aparecen guiños a la gran depresión del 29, la sociedad apática y resentida, el mundo post-guerra carente de oportunidades (que paradójicamente es el centro del modelo norteamericano actual, donde un don nadie puede hacerse rico si se lo propone).

Todo lo anterior contrasta con lo que a mi juicio es el condimento más logrado y lo que la ha llevado a ser novela de culto para muchas generaciones: el libro respira. A pesar de sus ripios y limitaciones, contiene escenas llenas de vida y poesía, como los viajes de Arturo y Camila a la playa, verdadera catársis en medio de tanta inmundicia. Lo que logra Fante en pocas páginas de descripción, lo consiguen muy pocos, tanto en realidad como en autenticidad. De hecho si hiláramos más fino, esta novela fácilmente puede parecer una especie de diario autobiográfico, y a nadie habría de extrañarle.



En conclusión, y que me perdone el señor Bukowski (que ahora comprendo de dónde sacó su estilo aparentemente tan “original” de realismo sucio) “Pregúntale al Polvo” no me parece una obra maestra como muchos la catalogan, pero si un interesante estudio sicológico de una época y lugar específicos en la historia y su repercusión lógica en la sociedad. Además de reconocer que, en determinados momentos, puede ser una novela extremadamente adictiva y graciosa de leer.


1 comentario:

  1. En Pregúntale al Polvo, Fante nos narra de un modo personalísimo las viscisitudes que debe sortear un escritor en ciernes y con sueños de grandeza. Una opción que lo puede dejar en el más estricto e imperecedero anomimato o bien catapultarlo a las grandes ligas.
    A diferencia de los escritos de Bukowski en que abunda un lenguaje soez, vulgar y que cuando hemos leído un par de sus libros, nos resultan el resto todos iguales (al menos a mí me sucedió). Bandini (Fante) en rigor nos ofrece en esta breve novela una construcción mucho más rica de los personajes(sólo señalar al editor que envía sus escritos y al que nunca llegamos a conocer personalmente en la novela, pero nos da una idea más que acabada del personaje, lo mismo ocurre con la casera de la pensión, el vecino que le pedía dinero prestado, la mujer madura, sin adentrarnos en los caracteres principales.
    Además nos ofrece una evocadora visión del desierto, sus noches y atardeceres o momentos "Kodak", como el paseo a la playa con Camila.
    Que decir del notable final...sin duda un retrato perfecto de la época de la gran depresión, con notables elementos atemporales.
    Un abrazo estimado Sr. Jueves, a todo esto creo que deberías reseñar "El Hombre que fue Jueves", Chesterton siempre vigente... pero escaso y difícil de encontrar.
    Luego me explicas como puedo postear si n quedar anónimo, pero para que adivines quien escribe estas líneas, sólo dire: salvamos al mundo una vez más!!

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