martes, 9 de marzo de 2010

Los Detectives Salvajes (Roberto Bolaño)




Existen algunas novelas (las menos) que poseen una característica muy particular: no parecen ficción. Es más. Parece mucho más coherente pensar que aquellos personajes, lugares e historias si existen, a pensar que pueden venir de la imaginación de una sola persona. Es el caso de los Detectives Salvajes. Basta con adentrarse en la primera sección del libro (el diario de García Madero, Mexicanos perdidos en Mexico), para sentir el impacto inicial de los Ulises Lima, Arturo Belano, Maria Font, etc. Bolaño retrata no sólo un país (de hecho son muchos países los que abarca con su historia), sino más bien una época, una generación. Figuran por una parte los Real Viscerealistas, este grupo poético que nace como una voz insurgente dentro de la literatura latinoamericana, y por otra parte, todos los demás, el círculo infinito de personas que rodean al real viscerealismo.


La principal característica de la novela es la capacidad de Bolaño (y he aquí la mayor prueba de su talento) de contar múltiples historias a través de múltiples voces. Y es así como es un padre de familia encerrado en un manicomio, una madre soltera desilusionada de la poesía, un gay enamorado de un promiscuo, y tantas personalidades como personajes inventa. Y no sólo son personajes completamente disimiles en carácter, también lo son en nacionalidad, edad, etc. Las buenas historias jamás pasarán de moda, y aquí existen cientos para retomar cualquier día. De hecho es curioso pensar en la inmensa cantidad de pequeñas buenas historias de esta novela, y lo poco convincente, a mi criterio, que fue Bolaño como cuentista (al menos en comparación con otros contemporáneos). Así entonces, puede ser algo agotador leer la novela en largos tirones, puesto que son tantas las historias que coexisten que cuesta juntar los pedazos de uno y otro personaje y encajarlos todos en el orden espacio-tiempo. Pero Bolaño en todo momento se las ingenia para mantener el interés del lector, pasando de una historia a otra justo cuando se agota el argumento, o comienza a cansar la trama.


Recuerdo en particular la historia de la pareja de amigos que se suben en un auto cualquiera en plena carretera y el grupo de desconocidos que viaja con ellos, o los intentos de aquella mujer por echar a Lima porque no trabajaba ni contribuía para la casa, o los poetas entrevistando a Salvatierra en una noche de Tequilas, la obsesión de Quim por Laura Jauregui, en fin. La sensación final es la de haber leído muchas novelas dentro de una, o como dije al principio, empaparse de historias que parecen reales, con personajes que parecen reales


O al menos más reales que muchas personas que conozco.

1 comentario:

  1. Bolaño siempre al límite de la realidad... aunque muchas personas reales puedan ser identificadas con sus personajes, siempre predomina la ficción. Es un buen apunte el que sus novelas parezcan construirse por acumulación de relatos y que estos sean mejores que los que publicó como tales. Yo veo algunos relatos como capítulos desechados de sus novelas.
    En fin, un saludo y suerte con el blog.
    Portnoy

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